LOBO
Los dominios del lobo se extendían por toda la Península Ibérica hasta principios del pasado siglo, pero una sistemática persecución le llevó a una situación crítica, llegando casi a desaparecer al sur del río Duero, y quedando sus malogradas poblaciones confinadas en el noroeste.
La alimaña por excelencia no era querida por nadie y temida por todos, una consideración poco propicia para la supervivencia. Pero la suerte del lobo ha cambiado en las últimas décadas, a la vez que se rehabilita su imagen entre el común de la gente.
Sierra Morena fue uno de los grandes territorios del lobo y ahora es un enclave estratégico para su nueva expansión. Y dentro de este gran macizo montañoso, la sierra de Andújar es el núcleo donde se concentra la mayor parte de las nuevas poblaciones de este depredador, que se estima formada por unos quince grupos o manadas, lo que supone unos sesenta ejemplares adultos. Aunque en menor número, también hay constancia de la presencia del lobo en las sierras cordobesas, especialmente en Cardeña y en Hornachuelos.
Impresionante carnívoro en el que destaca su robusta cabeza, con orejas triangulares y hocico redondeado en su extremo, con una poderosa mandíbula con grandes caninos.
Su pelaje es muy grueso, con colores pardos grisáceos en la época invernal, y más rojizos en primavera y verano. Pesa entre 28 y 60 kg, pudiendo llegar algunos individuos hasta los 90 kg. Y suele medir de 105 a 140 cm, sin contar la cola. Los lobos ibéricos presen- tan unas líneas negras en las patas delanteras que ha dado lugar a su nombre subespecí co: signatus.
La época de celo es en invierno, en concreto entre enero y marzo. Las hembras paren, en abril y mayo, de 4 a 8 crías que pesan al nacer apenas 500 g y no empiezan a salir de la pari- dera hasta pasadas tres semanas. Puede vivir hasta los 15 años de edad.
Cazador social por excelencia, todos los miembros de la manada colaboran en acechar, acorralar y perseguir a las presas hasta darles muerte. Pero eso sí, siempre respetan de forma escrupulosa la jerarquía del grupo, sobre la que domina el líder. Sus presas favoritas son los grandes ungulados, como ciervos, jabalís, mu ones y gamos, tan abundantes en estas sierras.
Perseguido por los daños que ocasionaba en el ganado, sobre el cual depreda en ocasiones, sus poblaciones se han visto reducidas grabemente en toda España y sobre todo en su parte sur donde han dejado de existir.
Desde el años 2014 no se ha detectado la presencia del lobo en toda Andalucía. La asociación Rastrea está trabajando en la creación de un proyecto de recuperación del lobo en Andalucía. 1
El parque natural aboga por la conservación de esta especie, en serio peligro de extinción. Además, los daños que ocasiona a la ganadería son abonados por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, encargándose el parque natural de su tramitación.
Fuente:
1. J.C. Reina – Asociación Rastrea.
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